Pensamos, por eso, que no teniendo a Derlei y a Maniche, y por su «obsesión» por «tener la pelota», Mourinho continuaría apostando por una «zona presionante» avanzada, aunque con otra regularidad y en zonas un poco más atrasadas. La creación de superioridad numérica en las zonas circundantes al centro del juego, o en las zonas para donde la pelota es enviada, es esta así “una condición que contribuye a la resolución técnicotáctica de las situaciones momentáneas del juego” (Castelo, 1994). Sin embargo, nos equivocaríamos profundamente si la tomásemos sólo por una condición por sí imprescindible, en la medida en que “su importancia depende de las circunstancias concomitantes, o sea, en el contexto de un cierto espacio y en un cierto tiempo de juego” (Castelo, 1994). Tal como refiere Queiroz (2003b), “el número de jugadores en cada acción es un elemento, mas también hay que tener en cuenta los elementos como el espacio y el tiempo”.
Mourinho (1999a) destaca aún que, si el equipo no consiguiese hacer ese «campo grande», la creación de espacios sería completamente imposible de hacer y estaría limitando muchísimo los espacios entre líneas, espacios donde tanto el triángulo del medio campo como los dos extremos serían realmente fortísimos. Mourinho (s.d., cit. por Lourenço, 2003), refiriéndose al «crecimiento» de su filosofía de juego y haciendo algunas comparaciones con las ideas de Robson, entrenador que considera igualmente ofensivo y con quien ya trabajó, explica que, manteniendo la primacía de un fútbol de ataque, procuró, en el fondo, “organizarlo mejor y esa organización parte, justamente, de la defensa”. No nos sorprende, pues, el modo como Mourinho (2002d) concibe su «jugar bien»: “Me gusta que mi equipo sea un equipo con posesión de pelota, que la haga circular, que tenga muy buen juego posicional y que los jugadores sepan claramente cómo posicionarse. Es importante todavía conocer que el dónde, el cómo y el cuándo hacer el «campo grande» y el «campo pequeño» será diferente en cada equipo, en función de la idea de juego (que es única) de cada entrenador. Para eso, dice, los jugadores deben preocuparse fundamentalmente del balón y de los espacios que tienen que ocupar.
Pese a eso, esa capacidad individual no se agota en la «técnica», porque la «técnica» no existe en el vacío, esto es, cualquier ejecución técnica tiene subyacente una intención táctica (que es coordinadora). Hacemos aquí un pequeño paréntesis para discutir la validez de algunos detalles que nos parecen «por mayores», aunque, ante la complejidad de las temáticas en cuestión, no sea nuestra pretensión agotar aquí las mismas, dado que, con eso, estaríamos saliendo del ámbito de este trabajo. Carvalhal apoya precisamente nuestra idea al referirse a algunos de los indicadores que permiten identificar un «patrón zonal»: “Normalmente, es la distancia entre los jugadores y entre las líneas. En este contexto, consideramos relevante referir algunas implicaciones prácticas de lo que acaba de ser expuesto. Para terminar, queremos dejar claro que no pretendemos con esto decir que se debe hacer siempre y en cualquier circunstancia presión, sino que debe ser un hábito de un equipo que «defiende zonalmente».
Porque el pressing no se hace apenas con 2 o 3 jugadores, sino con todo el equipo, lo que permite tener muchos jugadores para atacar cuando se recupera la posesión. Por otro lado, tenemos que tener presente que el juego no es algo «exterior» a los jugadores, esto es, no existe juego sin jugadores, ni jugadores sin juego. «alteramos» el espacio de juego, «alteramos» igualmente el tiempo de juego. En una lógica inversa, cuando defiende, “el equipo debe hacer el «campo pequeño», debe procurar «oscurecer» el juego, camisetas de futbol baratas reduciendo el espacio de juego al equipo adversaria. “En el fútbol, la ocupación racional de los espacios es fundamental, así como la profundidad y el ancho del juego.” (Mourinho, 2004) Para Garganta (1997), en un partido de fútbol, aunque el cuadro del juego sea organizado y conocido, su contenido es siempre sorprendente, imprevisible, incierto y aleatorio. También Garganta dice que “la zona es más económica, porque la gestión del esfuerzo es más equilibrada. En el fondo, es la lucha incesante por el espacio y por el tiempo que Garganta refería.